Si el Marqués de Salamanca levantara la cabeza en pleno siglo XXI Boggo Bar & Restaurante sería uno de esos sitios que visitaría acompañado de sus gadgets tecnológicos como empresario o bien disfrutando de una compañía entrañable conuna buena copa de vino.
Boggo Bar & Restaurante está ubicado en uno de los mejores sitios del ensanche del marqués, concretamente en la calle Velázquez y el trato a la persona es como tiene que ser en un restaurante, una atención justa, correcta y una sensación de intimidad que está en el ambiente y que no percibes hasta que sales y te das cuenta de la buena conversación que has tenido.
Las mesas no están ni muy separadas ni muy juntas, sino a una distancia perfecta para encontrarte cómodo. El local está dividido en dos alturas; la planta de arriba la forman el salón para comer y cenar y la cocina; mientras que la parte de abajo es una especie de, los muy de moda, lounges, para tomar una copa ”after work’‘, ”after lunch” o ”after dinner”, cuando a uno le plazca.
A continuación compartimos con vosotros la primera comida “oficial” de los dos miembros que formamos @demenuenmenu. Comimos un primero, un segundo y un postre. Esto fue lo que degustamos cada uno:
Cristina
Como acudimos a Boggo entre semana, nos decidimos por el menú del día, con una relación calidad-cantidad-precio que nos pareció de lo más razonable. Se trata de un típico “menú ejecutivo” que cuenta con una opción light para aquellos que quieren cuidarse un poco más. Además, Boggo tiene un “menú especial”, un poco más caro, y que ofrece platos principales algo más sofisticados. Sin duda iremos a probarlo pronto.
De entre los cuatro primeros que había en el menú no me resistí a pedir el Arroz a banda que, dos mesas más allá, le había visto a otro comensal. La verdad es que tengo que reconocer que no me gusta pedir este tipo de arroces en casi ningún restaurante porque cada día es más complicado encontrar una receta preparada al punto, pero la pinta era estupenda y había que arriesgarse. ¿El resultado? Exquisito. Una ración de arroz abundante y muy sabrosa, acompañada del mítico alioli y de dos chipirones a la plancha que, muy a mi pesar, estaban en su punto pero se sirvieron fríos.
De plato principal opté por el Lomo de mero en salsa verde. Una vez más me dio miedo pedir un plato así, por eso de que dicen que los pescados en salsa siempre son sospechosos, pero volví a quedarme sorprendida y completamente satisfecha. Un plato de pescado fresco con una salsa suave que sin duda repetiré en alguna ocasión próxima. El acompañamiento de patata no lo probé, pero mi compañero Carlos os lo cuenta porque era el mismo que sirvieron en su plato.
De postre teníamos para escoger entre zumo de naranja, helados variados oensalada de frutas con helado de yogur. Me encanta el helado y me encanta la fruta, por lo que pedí la última opción, que contaba con piña, kiwi y fresas. Realmente se agradecen los postres así, fresquitos y ligeros, que sin duda le dan muchas vueltas a las típicas “tartas heladas” o “tiramisús” de cada día. Una lástima que no lo tengan para pedirlo a la carta ya que las veces que he acudido a cenar a Boggo no lo he visto.
Por mi parte el almuerzo resultó todo un éxito. La comida destaca de entre la mayoría de los menús que se sirven a diario en la capital, claro está que el precio también es un poco más elevado, pero merece la pena. Y, como no, la compañia, comer con mi compañero Carlos siempre es un placer. 😉
Carlos
Cuando en la carta leí un plato con setas no dudé en pedírmelo y claro, ya me estaba comiendo el segundo plato antes que el primero, aunque sólo fuese con la mente. Quizá por eso no disfruté del todo de esa perfecta textura digna de una buena crema de calabacín y de su queso que la adornaba, y en un abrir y cerrar de ojos ya no estaba en mi plato, sólo quedaba la cuchara. Un poco sosa para mi gusto, pero ¿desde cuándo eso es negativo?
Afortunadamente la mente no me jugó una mala pasada y todas mis papilas gustativas se activaron y se formaron cual legión romana al traer unos medallones de pollo acompañados con esa salsa de setas. Confesé a Cristina que si hay algo que en la carta tenga la palabra ”setas” me lo pido. Así que por mi bien espero que no hagan nunca helado de chocolate con crema de setas porque la mente y la persona que esté conmigo en ese momento se pueden reír de mí… y mucho.
Los medallones de pollo con salsa de setas de Boggo son la mezcla perfecta de un plato sano, sencillo y de temporada, acompañados de una guarnición de una especie de pastel de patata crujiente ideal para mezclar con la salsa y el pollo.
El zumo de naranja ácido, sabía las posibilidades que había de encontrarme un jugo así. Tampoco es algo negativo, eso indica que es 100% natural y hay a gente que le gusta así.
Dejo una de las mejores cosas de la comida para el final. El vino de la casa. Cumplió mis expectativas a la perfección.
El trato, como se dice en la entradilla fue correcto, rápido y me gustó mucho la atención.
Como dato complementario decir que tienen servicio de ropero, lo cual es bastante cómodo, sobre todo ahora que llega el frío y llevamos abrigo.
Tres líneas atrás dijé ”una de las mejores cosas” sin duda la medalla de oro la dejo para el final…
… Si el Marqués levantara la cabeza, disfrutaría en Boggo de una buena compañía. Y que sean muchas
Localización
Velázquez, 102 • 28006 – Madrid
Teléfono para reservar: 91 781 10 38
Precio del menú: entre 15 – 25€
Nota: 4 de 5